Lejos de lo que a simple vista puede parecer, más allá de la similitud estética, los pisos vinílicos difieren en gran medida de los laminados. Empecemos por su composición, los primeros se componen de PVC, aditivos, pigmento y cargas minerales; los segundos son fabricados de materiales derivados de la madera, por ejemplo, melanina, fibras de alta densidad y papel.
Si bien la composición otorga el mayor punto diferencial entre ambas opciones, haciendo del piso laminado un material rígido, mientras el vinílico es un producto flexible, existen aspectos adicionales que los distinguen, revistiendo en las ventajas que cada uno ofrece:
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El piso vinílico gana en acústica y mantenimiento
La rigidez del laminado juega en contra para la acústica, propagando el conocido “toc-toc” al caminar, sonido que si bien resulta prácticamente imposible de atenuar por completo, puede minimizarse con la instalación de una manta bajo las piezas.
En contraposición, la flexibilidad del vinílico consigue una mejor absorción acústica, llegando a encontrarse hasta opciones que soporta el impacto hasta 19dB. Respecto al mantenimiento, también tienes las de ganar, al permitir lavado con agua y detergente neutro, limpieza imposible de realizar en un piso laminado, debido a que supone hinchazón y pudrición del revestimiento.
Formatos y texturas
La presentación clásica de los pisos laminados es el formato de tabla; sin embargo, en la actualidad es posible encontrarlos bajo forma de baldosas en diferentes texturas y colores que imitan diferentes materiales como la madera, piedras o concreto.
En cuanto al revestimiento de vinilo, las opciones para elegir se dividen en dos grandes grupos: formatos geométricos de junta seca –o pisos en módulos donde las enmiendas de las piezas se recuestan unas de otras– y formato rollo, con diseño monolítico cuya unión es producto de un cordón de soldadura o adhesivo, convirtiéndolo en un producto único.
Por lo general, los rollos vinílicos tienden a ser la mejor opción para revestir pisos de ambientes hospitalarios, ya que requieren mayor cuidado y una limpieza especial, no obstante, cada vez es más común encontrar rollos vinílicos comerciales e incluso, residenciales.
Respecto a la textura no existen grandes diferencias, la diversidad se hace presente en ambas alternativas de revestimiento, pudiendo encontrar pisos de vinil texturizados que imitan lo rústico de la madera, hasta piezas de estilo contemporáneo que reproducen los relieves del cemento.
¿Cuál es la similitud entre el revestimiento laminado y el de vinil?
El piso laminado comparte con el de vinil la facilidad de instalación y mantenimiento, figurando como opción práctica al momento de escoger revestimiento para pisos. Asimismo, concuerdan en el confort térmico.
Al ser considerados atérmicos, la temperatura exterior no afecta a ninguno de los dos, por lo que caminar descalzos en días de calor intenso, o en aquellos donde la temperatura desciende, la comodidad está garantizada.
Considerando las características de cada uno, los puntos diferenciales y las similitudes, es fácil deducir que el piso laminado es la opción viable en ambientes residenciales de mediana circulación, y áreas comerciales siempre que el tráfico sea mediano.
Por su parte, la variedad de formatos y nivel de resistencia del revestimiento de vinil, lo hace indicado en cualquier tipo de áreas, incluyendo corporativas y hasta industriales. De igual manera, tiene a favor la posibilidad de instalación en ambientes de gran tamaño prescindiendo del uso de perfiles de transición o dilatación que demanda el laminado.